Pertenecer a una universidad, es formar parte de un grupo selecto de personas que, para la gran mayoría de la sociedad, es un “equipo” al cual no cualquiera puede ingresar, y que muchos desearían hacerlo. Ser universitario implica seguir una serie de normas que caracterizan su comportamiento y que lo hacen sobresalir de las demás personas, que por diversas circunstancias no son parte del “equipo”. Sin embargo, muchas de las personas que pertenecen al llamado “equipo universitario” no se dan cuenta de los beneficios que las universidades les otorgan y no asumen las responsabilidades que esto conlleva.
El grupo docente que labora en las instituciones de educación superior ha sido el encargado de fomentar en los alumnos las normas que deben seguirse para llegar a ser un estudiante con ética.
El respeto, es uno de los valores más importantes que caracteriza a un estudiante universitario, ya que consiste en la aceptación de compañeros y profesores, sin importar su origen, costumbres, tipo de religión o forma de pensar. La honestidad es una característica que siempre debe ser parte de cualquier alumno, sin importar el grado de estudios; pues es elemental que los estudiantes no se apropien de información escrita por otros autores y la hagan pasar como suya.
La responsabilidad se ve reflejada a la hora de cumplir con cada una de las actividades asignadas por los profesores, además de desempeñar con los compromisos que la escuela establece para continuar o reforzar los estudios.
La lealtad, la tolerancia, la participación, la justicia, la humildad y la integración son tan sólo unos de los cuantos ejemplos que la docencia de las universidades inculcan en los alumnos pertenecientes al “equipo universitario”. Aunque cabe mencionar que existen algunas excepciones dentro del “equipo” que no cuentan con estas características y que de algún modo desprestigian la calidad de educación que se imparte en las facultades.
Argelia López, estudiante FES-Aragón-UNAM
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