Autor: Jorge Ibargüengoitia
En esta obra se manejan una serie de eventos, valores y demás sucesos que van marcando a los personajes y van tejiendo esta telaraña llamada: ‘’Dos crímenes’’. Es de esos libros que te van envolviendo hasta que llegues a descubrir el porqué de los hechos aparte de ser muy entretenido y narrado con un lenguaje coloquial.
La historia comienza cuando Marcos Gonzáles alias ‘’el Negro’’ es acusado de un delito que no cometió, esto provoca que huya con su mujer apodada ‘’la Chamuca’’. Cada quien agarra caminos diferentes, la Chamuca se va con su prima y el negro parte con su tío. Al llegar a su pueblo, empiezan a desencadenarse una serie de sucesos. El Negro al llegar a casa de su tío, es recibido en la puerta por Amalia quien no le permite la entrada pensando que éste iba en busca de la herencia de don Ramón, el tío del negro. Esto no importó, ya que el negro logró ver a su tío con la ayuda de don Pepe, el boticario del pueblo y viejo amigo de don Ramón. El Negro estando con su tío, le propone un gran negocio, esto lo hace con el fin de obtener algún dinero y poder reunirse con la chamuca. Don Ramón y el Negro llegan a un acuerdo y los sobrinos de don Ramón sienten recelo hacia el recién llegado.
El proyecto propuesto por el negro sirve de gran alivio para don Ramón, que siendo victima de una embolia del pasado, se siente revitalizado lo que representa una problemática para la gente que está detrás de su herencia. En el trato cotidiano entre el negro con sus primos, tía y prima, empieza a surgir una relación más allá de la amistad, una muy cercana relación de aventura, de pasión ¿acaso de amor? Las relaciones de negocio con el tío, siguen viento en popa y los primos, ya plenamente desesperados, deciden hablar con el Negro para ofrecerle un trato, comprarle la parte de su herencia que por cierto no saben a ciencia cierta si acaso el negro va a recibir algo.La relación con Lucero y con la prima Amalia indican que el Negro francamente se la está pasando bien y entonces de repente surge una variable que le viene en parte, a descomponer los planes: la llegada de la Chamuca, que inesperadamente se presenta en casa del tío Ramón sorprendiendo a todo mundo, en especial a Lucero y a Amalia que ya llevaban una íntima relación con el Negro.
Así surgen los celos entre familia tanto que se produce el primer crimen. La intriga del boticario Don Pepe, que había sido la persona que ayudó a el Negro a llevar una buena relación con el tío, dado que lo conocía desde la juventud empieza a investigar los hechos a detalle justo cuando hace su aparición en escena igualmente Pancho, el agente de la procuraduría que investigaba a los que se habían escapado de su investigación de comunistas, enemigos del gobierno.
El Negro al percatarse de esto huye con la Chamuca a un hotel en una isla, pero don Pepe que quiere arreglar todo el desaguisado lo busca y llega hasta donde se encuentram, sin darse cuenta que es sequido por los agentes quienes aprehenden al Negro y a la Chamuca. Don Pepe al enterarse de que hubo cambios en el testamento le dice al Negro que es dueño de una gran parte de la herencia, y don Pepe toma una parte de la herencia del Negro para pagarles a los corruptos agentes y así quitarle sus delitos que nunca cometió.
El cierre de esta historia trágica y demasiado confusa, cuando se dan cuenta de que Lucero fue quien trato de asesinar al Negro y envenenó a don Ramón. Al ser repartidos ya todos los bienes a sus dueños, unos de los primos ofrecen una pequeña reunión con toda la familia, Lucero y el Negro se desaparecen un rato de la reunión. Don Pepe se percata de que no están y temiendo lo peor sale en su búsqueda, ve a Lucero que lleva puesto el jorongo del Negro y le pregunta que donde se encontraba éste, lo cual ella le indica, aliviado don Pepe va en busca del Negro y lo ve y lo abraza, así sucede la otra tragedia, debido a una confusión, el gringo que estaba probando su puntería confunde a Lucero con el Negro, puesto que ella traía su jorongo y le dispara, ella cae muerta y al acercase a ver quién era, se percatan de que es Lucero y al decirle al gringo éste solo mueve la cabeza de manera incrédula, no aceptando el hecho
Por Rodolfo Serna, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón