miércoles, 10 de junio de 2009

El tren pasa primero

Semblanza del autor.
Elena Poniatowska.
Nació en Paris y vive en México desde 1942.Periodista y escritora comprometida, a menudo ha puesto su pluma al servicio de las causas mas justas. Entre sus novelas destacan: Lilus Kikus (1954), Hasta no verte, Jesús Mío (1969), Querido Diego te abraza Quiela (1978), La flor de Lis (1988), Tinísima (1992) y La piel del cielo (Premio internacional Alfaguara 2001), entre sus cuentos los reunidos en De noche vienes (1979). También ha escrito libros de entrevistas, ensayos y crónicas tan importantes como La noche de Tlatelolco (1971) y Fuerte es el silencio (1980) su obra a sido traducida a más de una docena de idiomas y galardonada con múltiples premios nacionales e internacionales.

El tren pasa primero.
La historia trata sobre los inicios de la huelga ferrocarrilera y la vida del que se convertiría en el líder de este movimiento, comienza con el relato de los inicios del paro donde muchos trabajadores se ven involucrados, su interminable miedo de perder el trabajo o ser llevados a la cárcel inquietaban mas al protagonista de esta historia, las palabras de desaliento y de descontento prolongaban la espera de la noticia, sería de madrugada cuando al fin tuvieron la noticia de que el país estaba paralizado ,la respuesta de los ferrocarrileros había favorecido a las demandas que esperaban, en medio de la alegría por haber iniciado, el temor prevalecía ahora solo faltaba ver como reaccionarían los dirigentes de la empresa al escuchar sus demandas, lo que los incitó a comenzar esta huelga fueron los malos salarios a todos los involucrados con los trenes, quienes habían brindado su vida hacia este oficio y que lo habían visto pasar año tras año generación tras generación, sin recibir el reconocimiento por su trabajo.
La inconformidad los llevó a seguir con la huelga que se prolongaría más de lo que ellos esperaban, “la nuestra es una buena causa” fueron las expresiones de quienes estuvieron siempre al lado de Trinidad, los que habían vivido desde niños la euforia de ser un ferrocarrilero, Saturnino Maya era uno de ellos, viajaba con su padre desde niño, de este modo narraban y se vanagloriaban con la idea de que ser ferrocarrilero había sido el mejor oficio que pudieron haber tenido por el estilo de vida que se llevaba, como las madres de sus hijos las “Adelitas” que vivían enteramente para ellos y sus hijos verían a sus padres como héroes.
Tiempo después aun transcurrían los días y al fin una negociación se veía cerca, Gerardo Peña Walker pretendía hablar con Trinidad, pero él no tenía intención de ceder ante las demandas, a la reunión asistió un periodista quien se percató del desacuerdo de las dos partes, ningún arreglo surgió de esta primera entrevista. Toda esta inconformidad se incremento, ahora no solo afectaban a la empresa para la cual trabajaban, sino también a gran parte del el país, el descontento fue mayor después de que se dio el primer aumento de salario que proponían, parecía como si mendigaran algo que en verdad merecían, el pago justo por su trabajo, el caso fue llevado hasta el Presidente de la República quien llegó a un acuerdo en el que salieron beneficiados, de este modo ellos cumplirían con lo acordado y reanudarían sus labores a la mayor brevedad. Tras este evento insólito de comunión con el gobierno que accedía a sus demandas, Trinidad se convertiría en la persona que elegiría el pueblo para hacer cumplir sus peticiones, ya que lo veían como uno de ellos, el velaría por sus intereses y lograría ayudarlos tal y como lo había hecho con los ferrocarrileros, de este modo se gano el cariño y la admiración de el pueblo.
Empezó una campaña de desprestigio contra Trinidad. Trinidad fue detenido, frente a su esposa Sara, su sobrina Bárbara y Saturnino, quienes se mostraban inconformes con la forma en que fue apresado, mas tarde ya preso le informaron los cargos por los cuales permanecería ahí, y le informaron que la huelga seria disuelta obligando a los huelguistas a trabajar de otro modo serian despedidos. La prensa elogiaba al gobierno por dar fin a la huelga. Trinidad veía como de repente todo estaba en su contra, las personas por las que tanto luchó lo traicionaron negándolo, así paso días en la cárcel sin recibir noticia alguna. Luego de pasar largo tiempo en la cárcel por fin llegó el momento de ser liberado, se encontró al fin con su familia recordando todo lo que luchó y como esa lucha se había tornado sombría, de ese modo había aprendido como son disueltas las luchas que velan por los intereses de la gran mayoría de pobres, y como los intereses de los ricos siempre prevalecen por encima de los más necesitados.
Sara Sánchez Alvarenga, FES-Aragón-UNAM

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