Un intento de semblanza
Trata de la vida de Francisco Villa, sus logros, sus fracasos, sus actitudes, etc. abarca desde la época en que se lanzó a la revolución por primera vez en 1910 hasta su muerte. El autor nos narra, como era Villa antes de unirse al ejército maderista; de cómo fue que pasó gran parte de su vida como prófugo de la justicia.
Villa fue siempre un hombre impulsivo, siempre actuaba de acuerdo a sus emociones. En él predominaba sobre todo el orgullo, además de que era ingenioso. El autor ejemplifica el carácter de Villa, cuando estuvo a punto de aprehender a Madero pero se arrepintió y le pidió perdón de rodillas proponiéndole que lo fusilara. Así es como fue durante toda su vida: “hombre capaz de cometer, en un rapto de ira, las peores violencias; alma sencilla también, pronto para arrepentirse, y de ofrecer su propia vida en rescate de sus errores”.
Luego nos narran lo que pasó después de la Decena Trágica, con la muerte de Madero y Pino Suárez. Villa se unió a la causa para vengar la muerte de Madero. Pero el no fue el único que lo hizo y que lo pensó, ya que en Coahuila lo hizo Don Venustiano Carranza y Álvaro Obregón en Sonora. Es aquí donde comienza a desaparecer un poco el protagónico de Villa, pues el autor hace mención de toda la escena en la que participó. Comienza a relatar la manera en que se empiezan a organizar los grupos en diferentes partes de la República para levantarse en armas en contra del traidor Victoriano Huerta. Y nos cuenta que desde esos momentos Villa tenía la intención de ser un subordinado más, ya que prácticamente Carranza era quien llevaba las riendas de todo el movimiento.
Desde ahí se supo que más que luchar todos por el mismo fin, que era derrotar las fuerzas huertistas, iba a ser una lucha por el mando del movimiento y el éxito en batalla. Después pasa a lo que fue toda la serie de batallas que ganaron en contra de Huerta, sobre todo las de Villa con la famosa “División del Norte”, a pesar de que “fue uno de los jefes que más aislado estuvo de la primera jefatura”.
Ya en la etapa del constitucionalismo, Villa se había vuelto indomable, no obedecía prácticamente en nada a sus superiores, y a pesar de las victorias obtenidas Carranza nunca hizo que creciera, incluyendo a otros generales que no creían prudente que Villa pudiera “tener oportunidad de escalar altas posiciones ni, menos aun, que se diera aires de triunfador”. Al final se aceptó que Villa se rindiera y se le entregó una hacienda para que él y sus hombres en paz después de tantos años de lucha. Según el autor, la muerte de Villa, “se atribuye a razones ajenas a una conjura movida por minúsculos intereses locales”.
Aunque también dice que no habían muchos otros rumores acerca de su muerte. “Villa estaba en todas partes y en ninguna de ellas a la vez”. “Esa fue la vida azarosa de Pancho Villa, guerrillero indomable, de 1916 a 1920”.
Alumno: Leslie Edith Carrillo Alvarado, FES-Aragón-UNAM
Pancho Villa un intento de semblanza por Marte R. Gomez
Trata de la vida de Francisco Villa, sus logros, sus fracasos, sus actitudes, etc. abarca desde la época en que se lanzó a la revolución por primera vez en 1910 hasta su muerte. El autor nos narra, como era Villa antes de unirse al ejército maderista; de cómo fue que pasó gran parte de su vida como prófugo de la justicia.
Villa fue siempre un hombre impulsivo, siempre actuaba de acuerdo a sus emociones. En él predominaba sobre todo el orgullo, además de que era ingenioso. El autor ejemplifica el carácter de Villa, cuando estuvo a punto de aprehender a Madero pero se arrepintió y le pidió perdón de rodillas proponiéndole que lo fusilara. Así es como fue durante toda su vida: “hombre capaz de cometer, en un rapto de ira, las peores violencias; alma sencilla también, pronto para arrepentirse, y de ofrecer su propia vida en rescate de sus errores”.
Luego nos narran lo que pasó después de la Decena Trágica, con la muerte de Madero y Pino Suárez. Villa se unió a la causa para vengar la muerte de Madero. Pero el no fue el único que lo hizo y que lo pensó, ya que en Coahuila lo hizo Don Venustiano Carranza y Álvaro Obregón en Sonora. Es aquí donde comienza a desaparecer un poco el protagónico de Villa, pues el autor hace mención de toda la escena en la que participó. Comienza a relatar la manera en que se empiezan a organizar los grupos en diferentes partes de la República para levantarse en armas en contra del traidor Victoriano Huerta. Y nos cuenta que desde esos momentos Villa tenía la intención de ser un subordinado más, ya que prácticamente Carranza era quien llevaba las riendas de todo el movimiento.
Desde ahí se supo que más que luchar todos por el mismo fin, que era derrotar las fuerzas huertistas, iba a ser una lucha por el mando del movimiento y el éxito en batalla. Después pasa a lo que fue toda la serie de batallas que ganaron en contra de Huerta, sobre todo las de Villa con la famosa “División del Norte”, a pesar de que “fue uno de los jefes que más aislado estuvo de la primera jefatura”.
Ya en la etapa del constitucionalismo, Villa se había vuelto indomable, no obedecía prácticamente en nada a sus superiores, y a pesar de las victorias obtenidas Carranza nunca hizo que creciera, incluyendo a otros generales que no creían prudente que Villa pudiera “tener oportunidad de escalar altas posiciones ni, menos aun, que se diera aires de triunfador”. Al final se aceptó que Villa se rindiera y se le entregó una hacienda para que él y sus hombres en paz después de tantos años de lucha. Según el autor, la muerte de Villa, “se atribuye a razones ajenas a una conjura movida por minúsculos intereses locales”.
Aunque también dice que no habían muchos otros rumores acerca de su muerte. “Villa estaba en todas partes y en ninguna de ellas a la vez”. “Esa fue la vida azarosa de Pancho Villa, guerrillero indomable, de 1916 a 1920”.
Alumno: Leslie Edith Carrillo Alvarado, FES-Aragón-UNAM
Pancho Villa un intento de semblanza por Marte R. Gomez
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