Siendo presidente electo, Álvaro Obregón fue asesinado a tiros por José de León Toral, pero la autopsia encontró en el cadáver 13 orificios de entrada y 6 de salida de balas de distintos calibres, y concluyó que o el tirador usó seis pistolas o hubo seis tiradores. Pero no sólo el gobierno de Plutarco Elías Calles estuvo involucrado en el asesinato del general Obregón, sino que las evidencias exhibieron a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana como cómplice en los escandalosos hechos delictivos que volvieron a torcer criminalmente la historia de México. A las máximas autoridades civiles y eclesiásticas del país interesaba ocultar, a como diera lugar, la realidad de lo acontecido, objetivo que lograron cumplir cabalmente durante ocho décadas. Claro que ni a Calles ni a sus descendientes, los priístas, ni al clero mexicano de aquellos años ni al de nuestros días les resultaría conveniente cualquier tipo de vinculación con el acribillamiento del Manco de Celaya.
La iglesia provocó otra guerra criminal a partir de 1927. Intentó derrocar al gobierno invitando a millones de fieles a paralizar económicamente a la nación y cerró las puertas de los templos con tal de ejercer presión desde cualquier ángulo posible. Agotados todos los recursos, tramó y ejecutó el asesinato del presidente electo de la República. Obregón y Calles, por su parte, al estilo más decantado de los caudillos del siglo XX, traicionaron a la nación al violar los postulados de la revolución, ignoraron los principios democráticos y desconocieron a las instituciones por las que habían dado la vida más de un millón de mexicanos. Para colmo, los posibles testigos de los hechos fueron muriendo, también asesinados o en circunstancias muy extrañas, pocos meses después de aquel terrible 17 de julio de 1928.
La lista de sospechosos de tanta desgracia y vergüenza nacional incluye al presidente Plutarco Elías Calles, al fundador de la CROM, Luis. N. Morones, a la renombrada madre Conchita y a una serie de oscuros personajes encumbrados del clero de México, quienes organizaron un boicot comercial a nivel nacional para poner de rodillas al gobierno, y cerraron templos para privar de consuelo espiritual a la feligresía y enardecerla. Todos estos datos fueron ocultados cuidadosamente durante ochenta años y por fin salen a la luz pública en esta novela histórica y reveladora, respaldada por una investigación minuciosa y plena de acción e intriga. La trama incluye un listado de asesinatos históricos, entre ellos los de Madero, Carranza, Serrano y Villa.
Francisco Martín Moreno nació en la ciudad de México, en 1946. Ha publicado más de 2,000 columnas en periódicos y revistas, tanto nacionales como internacionales. Goza de una gran reputación como novelista, historiador y columnista político.
CAROL AIMEC VILLANUEVA LARA, FES-Aragón-UNAM
1 comentario:
hoola amiga me acordeorde de ti y pues me encontre este trabajo dond eencontre tu nombre ,bueno mucha suerte y exito en todo lo ke emprendas , amor y paz, david mata
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