De acuerdo con Milán Kundera, "el ser" está lleno de una "insoportable levedad" porque cada uno de nosotros tiene sólo una vida por vivir: "Einmal ist Keinmal" ("una vez es nunca", esto es, "lo que sucedió una vez pudo no haber sucedido nunca"). Por lo tanto, cada vida es esencialmente insignificante, cada decisión esencialmente irrelevante. Luego, ya que las decisiones no importan, ellas son leves (ligeras, livianas): no nos atan. Pero al mismo tiempo, la insignificancia de nuestras decisiones (nuestras vidas o nuestro ser) es insoportable. De ahí la insoportable levedad del ser.
Y la levedad hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, a tal punto de volverse insignificante; esto ocurre porque el peso y la levedad no son una contradicción. El peso por sí no tiene cualidad de peso, dentro de él existe levedad; al igual la levedad no carece de peso; son estados complementarios, que se pueden transformar uno en otro.
Podemos llegar a la conclusión de que la vida es un ciclo, que se rompe cuando dejamos de existir, por que el hombre siempre busca lo siguiente sin voltear a ver sus logros, como lo escribe Kundera, me caso y luego que sigue…
Y la levedad hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, a tal punto de volverse insignificante; esto ocurre porque el peso y la levedad no son una contradicción. El peso por sí no tiene cualidad de peso, dentro de él existe levedad; al igual la levedad no carece de peso; son estados complementarios, que se pueden transformar uno en otro.
Podemos llegar a la conclusión de que la vida es un ciclo, que se rompe cuando dejamos de existir, por que el hombre siempre busca lo siguiente sin voltear a ver sus logros, como lo escribe Kundera, me caso y luego que sigue…
Por Jorge Enrique Guerra, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón
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