De: José Agustín.
Esta novela trata de un impulso, si un impulso surgido en un hombre maduro, llamado Onelio de la Sierra felizmente casado con una Oaxaqueña que es hija de una chamana, y con cuatro hijos; es cineasta, realizó diversas series que después vendía a costos elevados al las televisoras. Éste se encuentra a un ser idéntico a él, a punto de morir, en ese momento decide suplantar al hombre que muere en sus brazos. Se desviste y cambia la ropa de él y de León Kaprinski nombre del hombre muerto, cambia todas la tarjetas y credenciales, finge perfectamente su muerte. Sin imaginar siquiera un poco de la ocupación del difunto, que se encuentra relacionado con asuntos sucios.
El desea desesperadamente saber que pasará con su familia con su muerte, para lo cual asiste a su propio velorio con un disfraz que encontró en casa de Kaprinski, se acerca a sus hijos para saber que es lo que piensan de su muerte, escuchando precisamente lo que quería escuchar, se siente satisfecho al ver que sus hijos le tienen amor y respeto, y que sienten un gran dolor por la pérdida.
El autor además nos introduce en un árbol genealógico de la familia de la cual desciende su mujer, así como sus abuelos, y demás familia; llevándonos por detalles tan discretos y tan precisos, sobre el erotismo, el sexo, el amor , la familia, etc. De cierta manera comienza a espiar a su viuda, a la cual ama con intensidad, por reflejar tanta belleza morena.
Esta novela trata de un impulso, si un impulso surgido en un hombre maduro, llamado Onelio de la Sierra felizmente casado con una Oaxaqueña que es hija de una chamana, y con cuatro hijos; es cineasta, realizó diversas series que después vendía a costos elevados al las televisoras. Éste se encuentra a un ser idéntico a él, a punto de morir, en ese momento decide suplantar al hombre que muere en sus brazos. Se desviste y cambia la ropa de él y de León Kaprinski nombre del hombre muerto, cambia todas la tarjetas y credenciales, finge perfectamente su muerte. Sin imaginar siquiera un poco de la ocupación del difunto, que se encuentra relacionado con asuntos sucios.
El desea desesperadamente saber que pasará con su familia con su muerte, para lo cual asiste a su propio velorio con un disfraz que encontró en casa de Kaprinski, se acerca a sus hijos para saber que es lo que piensan de su muerte, escuchando precisamente lo que quería escuchar, se siente satisfecho al ver que sus hijos le tienen amor y respeto, y que sienten un gran dolor por la pérdida.
El autor además nos introduce en un árbol genealógico de la familia de la cual desciende su mujer, así como sus abuelos, y demás familia; llevándonos por detalles tan discretos y tan precisos, sobre el erotismo, el sexo, el amor , la familia, etc. De cierta manera comienza a espiar a su viuda, a la cual ama con intensidad, por reflejar tanta belleza morena.
Este la sigue incesantemente hasta se mete sigilosamente a su casa, por curiosidad y echar un vistazo a ver como se encuentran las cosas, con su viuda. Onelio de la Sierra, comienza inmiscuirse en la legión, así llamada la red de corrupción en la que estaba involucrado con el nombre de Kaprinski.
Su viuda le respondió amorosamente al mismo tiempo que no pudo contener la agresión por el coraje que sentía por la mentira, se fueron a Oaxaca a ver a la madre de la viuda, difunta, pero no contaron con la suerte de que se encontrarían con Alberto un viejo amor de Helena. Ella sólo lo utilizó para perder la virginidad con ayuda de un brebaje místico, éste enloqueció gritándole ¡bruja!, por ello Helena le clavó una uña en el ojo sacándolo por completo; Alberto, el tuerto ahora sería el gobernador de Oaxaca.
Éste al tenerla frente a frente le pide explicaciones, pera ella no responde por lo cual los custodios reaccionan con violencia con Onelio propinando una golpiza, ella accede enseñándole su talismán, (es el ojo seco con una ligera muestra de vida), éste se vuelve loco gritando una vez más ¡Bruja! Helena con su uña firme y larga, saca el ojo que le quedaba, al oír los gritos horrorizados; los custodios comenzaron disparar al interior de la habitación matando a la viuda y al tuerto (Helena y Alberto). Onelio no hace más que ver el cadáver de su esposa empapado en sangre, la carga y camina por prados verdes la sentía tan ligera; y tal Shakespeare bebe veneno, mira a su esposa la besa y expresa lo bella que se ve y muere a su lado.
Por Ana Karina Ríos, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón
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