domingo, 22 de junio de 2008

La mala hora


De Gabriel García Márquez
por Antonio Torres

En “La mala hora” el motivo principal se expone desde el principio con la finalidad de enganchar al lector en una trama que irá más allá de este motivo: En un pueblo una serie de pasquines colocados cada noche por alguien desconocido en las puertas de las casas se dedican a contar los secretos de los que viven dentro que se ven consolidados por un papel en una puerta. La confirmación de un rumor lleva pronto al primer asesinato: César Montero mata a Pastor, el músico del pueblo, porque una mañana al salir a trabajar descubre en su puerta el papel que confirma que el músico es el amante de su mujer. El asesinato hace poner en escena al resto de personajes del pueblo. La mayoría de ellos actúan como personaje colectivo, con rasgos muy difusos, poco personalizados. Algo más descritos, sobre todo moralmente, van a quedar una serie de personajes que se irán presentando al lector sobre todo por su forma de actuar: el alcalde, el juez, el médico, y sobre todo el cura.


Como en muchas otras obras de Gabriel García Marquez, el motivo político estará presente en los actos y palabras de los personajes principales. Pero se trata de una narración llena de sugerencias, donde el lector debe intuir muchas historias que ahí no están nada más que esbozadas. Es una obra de silencios que hablan más que muchas otras palabras. Esas sugerencias políticas, sentimentales, o de cualquier tipo, son las que van creando un clima de desesperación en el pueblo hasta el punto de que los pasquines son un punto de arranque para volver a un sistema autoritario, aunque sea con un gobierno diferente.

Se podrìa destacar la visión moral que frecuentemente se nos plantea en la obra. Hay un diálogo casi al final del libro entre el cura y el médico que a mí me parece espectacular en este sentido. Esto nos podría llevar a hablar del papel del padre Ángel en la obra, el único personaje enteramente amable, una persona buena que confía en su buen hacer y en su trabajo salvando almas, aunque finalmente tenga que pensar que podría no valer para nada su esfuerzo. Pero éste no es el único: también se menciona al coronel Aureliano Buendía como visitante en una ocasión del hotel del pueblo, o a la Mamá Grande como antigua dueña de una de las casas del lugar. García Márquez crea un universo literario propio por donde deambulan los mismos personajes, aunque tan sólo aparezcan como referencia.

Se trata de una obra más sobria, con un fondo filosófico-moral que puede mover nuestro pensar a determinadas reflexiones. La aparición de unos pasquines anónimos revuelven la vida tranquila de un pueblo aparentemente tranquilo, siempre están como fondo en la narración porque siguen apareciendo a pesar de las medidas que se toman. Por mucha vigilancia que se ponga en las calles por las noches, cada mañana aparecen como por arte de magia… es algo que se escapa a las autoridades, que acaba con la moral de un pueblo que se empieza a deshacer para no verse acusado de esa forma.

“La mala hora” es una interesante lectura, con una calidad incuestionable, con una historia inquietante, con una carga ideológica suficiente, con unas sugerencias amplias y con una trama inigualable.

Bibliografía:
Márquez, García “La mala hora”, 1ª edición, editorial Alfaguara, Barcelona 1999.

Antonio Torres, FES-Aragón-UNAM

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