Gabriel García Márquez
García Márquez es considerado uno de los mejores autores de Latinoamérica, con este libro nos deja ver por qué. Todo comienza, como es costumbre en los libros del colombiano, con alguna tragedia; en este caso se trató del asesinato de Pastor a manos de César. No es este hecho lo relevante del libro sino la razón que lo llevó a hacerlo: la aparición de unos “pasquines” (que son papeles que aparecen en las puertas de las casas o en las calles con chismes de alguien del pueblo) donde se asegura, el esposo de Cesar mantiene una relación con el músico.
García Márquez es considerado uno de los mejores autores de Latinoamérica, con este libro nos deja ver por qué. Todo comienza, como es costumbre en los libros del colombiano, con alguna tragedia; en este caso se trató del asesinato de Pastor a manos de César. No es este hecho lo relevante del libro sino la razón que lo llevó a hacerlo: la aparición de unos “pasquines” (que son papeles que aparecen en las puertas de las casas o en las calles con chismes de alguien del pueblo) donde se asegura, el esposo de Cesar mantiene una relación con el músico.
Las referencias escritas en las paredes son una amenaza latente en la gente, donde puede quedar al descubierto su intimidad y sus mejor guardados secretos: paternidades desmentidas, infidelidades y demás linduras adornan de manera “inocente” las calles cada mañana, que en realidad no importa quién o por qué lo hace, simplemente aparecen. Esta novela, como otras tantas del autor, coquetea con los tintes politizados que “deberían tener” los pasquines publicados y los panfletos (que no eran otra cosa que los pasquines, con todo y sus chismes, en versión de bolsillo).
Cada uno de los personajes reflejan una parte de un pequeño mundo (contrastante con las dimensiones tan pequeñas del mismo) llamado Macondo, donde se podría desatar una guerra por esta pequeña guerra de rumores, donde se puede llegar hasta la muerte por estar involucrado en uno de ellos, donde la ira de un pueblo puede verte como lo peor al enterarse que esa persona que sale todos los días a regar las macetas y saluda amablemente a los vecinos no es quien dice ser.
A pesar de haber sido escrita en los 60’s, los argumentos, prejuicios y demás siguen siendo vigentes, a casi 50 años de haberse escrito. Una lectura que es ágil, divertida y entretenida, tiene sus toques de suspenso y un poco de todo. En resumen, es García Márquez.
Isaac Delgado, FES-Aragón-UNAM
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