domingo, 22 de junio de 2008

La piel del cielo


Elena Poniatowska.:

Nacida como la princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor de ascendencia aristocrática, hija del príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski (descendiente directo del rey Estanislao II Poniatowski de Polonia) y de María de los Dolores (Paula) Amor Escandón, ciudadana mexicana de ascendencia francesa. De amplia y destacada producción, la influencia de sus puntos de vista entre los sectores intelectuales más prominentes de México ha sido notable durante casi toda su carrera.

La piel del Cielo

Es la historia de, Lorenzo en su etapa infantil, que comienza cuando pregunta: “Mamá ¿allá atrás se acaba el mundo? Esa curiosidad del pequeño es la primera anotación de la novela donde se hace referencia a la curiosidad científica, esa curiosidad por la comprobación del mundo, y de los hechos y fenómenos que ocurren en él.

A Lorenzo de Tena, nacido en la década de los veinte, hijo de madre soltera y de un señorito, su brillantez le permite trabar amistad con los hijos de la clase más acomodada. Inteligente desde su niñez, Lorenzo De Tena sobresale de entre sus compañeros de clase, pero su origen y su carácter inconforme, rebelde y cuestionador de la vida y de las normas que la sociedad le impone, le apartan del destino que se abre ante él como dirigente del país.

Es la tierra, con la sugerencia de su olor y de su aventura, la que le da el contrapunto a la obsesión de mirar más allá de las estrellas. Involucrado en asuntos de política, De Tena se relaciona con importantes líderes de izquierda; en sus roces políticos conoce a Luis Enrique Erro, dedicado hombre de ciencia y política que lo involucra en los conocimientos de astronomía. Con esto Lorenzo descubre su verdadera pasión: el cielo y las estrellas, que lo identifican con su vida, ahí están, igual que él, pero sólo para que poca gente los descubran; él mismo tiene mucho que descubrir en el cielo. Como astrónomo se le revela el origen conjetural y el saber inexhausto, así como una mirada crítica de la apariencia y urgida de certezas.

Aguantaba la cotidianidad por la sola esperanza de volver al telescopio. La vida de las estrellas le resultaba más auténtica que la de los hombres, a quienes escuchaba con extrañeza y sin curiosidad. A ellos no podía observarlos en su microscopio como a sus placas para predecir su conducta burda en comparación con la de los objetos del cielo”.


Es una excelente novela, que nos relata la vida de un muchacho en el México del siglo pasado, que desarrollo un curiosidad hacia la astronomía de una forma muy apasionada. La trama es envolvente, aunque por momentos se puede caer un poco ya que en determinada parte de la historia, se olvida durante un largo tiempo de Lorenzo, y se centra en personajes secundarios. Eso provoca un poco de desinterés, pero después se vuelve a retomar la historia de una forma excelente.

Jorge Guerra, FES-Aragón-UNAM

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